La obesidad es la tendencia a adquirir determinados hábitos que conllevan directamente al sobrepeso. Estos malos hábitos irán aumentando en cantidad y calidad de forma progresiva, partiendo de la nada hasta llegar al exceso. Este proceso es llevado a través de causas más difusas, como la comida rápida, y de otras más reactivas, como ansiedad ante fuerte estrés.
Así, la obesidad debe verse como una enfermedad a la que hay que aprender a controlar para evitar la subida de peso, siendo necesario un tratamiento médico multidisciplinar una vez que la persona ha alcanzado un peso excesivo e insano, el cual incapacita gran parte de su vida diaria.
Con el tratamiento médico, conseguimos un peso adecuado, siendo necesaria la consolidación del mismo.
El organismo debe ir adaptándose a su nuevo peso, ya que en un principio recuerda el máximo al que había llegado. Evitar este efecto rebote es fundamental en esta fase de consolidación, una etapa en la que el seguimiento médico periódico es fundamental, reforzando los nuevos hábitos adquiridos y controlando la forma correcta de comer.
Una vez que la persona se ha hecho consciente de su problema de obesidad, ha perdido el peso necesario y el organismo ha normalizado este nuevo peso, se debe seguir un mantenimiento de por vida.
El mantenimiento se basa en el equilibrio energético, en unos hábitos saludables, como comer de forma sana, con las cinco comidas al día y la gran importancia del hábito deportivo. Esto es clave para que dentro de un tiempo no volvamos a coger peso de nuevo.