El doctor Gontrand López-Nava, director de la Unidad de Tratamiento Endoscópico de la Obesidad del Hospital Universitario Madrid Montepríncipe recomendó ayer la instalación del balón intragástrico para ayudar a pacientes obesos a bajar de peso de cara a una cirugía.
«En los pacientes con obesidad mórbida y superobesidad es aconsejable la instalación del balón intragástrico como medida previa a la cirugía, con el fin de reducir riesgos de la intervención quirúrgica, ya que una pérdida de peso de un 10-20% puede reducir las complicaciones postoperatorias», señaló.
López-Nava señaló además que el balón es el único tratamiento indicado en pacientes obesos con problemas cardiorrespiratorios severos, que no pueden ser operados y que necesitan una pérdida de peso rápida e importante. Y agregó que también es un tratamiento aconsejable para pacientes obesos moderados que no responden a una dieta hipocalórica equilibrada, con o sin medicación y también para aquellos con obesidad mórbida, con un Índice de Masa Corporal (IMC) superior a 40.
El balón intragástrico consiste en un dispositivo que se introduce en el estómago a través de la endoscopia digestiva y sirve como coadyuvante a una dieta hipocalórica en el tratamiento de la obesidad. Según explica el experto, «el balón ocupa parcialmente el estómago y los pacientes tienen la sensación de estar saciados cuando van a comer. Además, entre horas y en ayunas ayuda a controlar el impulso de picar porque sienten el estómago lleno».
«Este sistema está diseñado para facilitar el cumplimiento de una dieta supervisada y un programa de modificación de la alimentación. La ventaja de esta técnica es que se introduce en el estómago a través de la boca sin necesidad de cirugía ni de anestesia general, por lo que el paciente tras la intervención puede marcharse a su casa sin tener que permanecer ingresado», indicó López-Nava.
Según comentó el especialista, los pacientes que solicitan esta técnica normalmente son personas que ya han intentado antes diferentes métodos para adelgazar, tanto dietéticos como farmacológicos y que no han obtenido resultados.
Para López-Nava, el candidato ideal para instalar este dispositivo sería un paciente motivado, mayor de 18 años, con un Índice de Masa Corporal (IMC) entre 30 y 40 o que esté en lista de espera de cirugía; con enfermedades asociadas como pueden ser las articulares, la diabetes, las cardiovasculares, la apnea del sueño y, sobre todo, concienciado de modificar sus hábitos dietéticos y su estilo de vida.