El sobrepeso y la obesidad propicia un estado de inflamación crónica y permite la posibilidad de desarrollar varios tipos de cáncer. El riesgo de cáncer de endometrio aumenta en un 28%.
Un estudio reciente publicado por la Facultad de Medicina de la Universidad de Sao Paulo (USP) mostró que Brasil tendrá 29.000 casos de cáncer relacionados con la obesidad en 2025. El número es muy superior a los 15.000 casos registrados en 2012, últimos datos recogidos en la relación. Actualmente, los casos de cáncer asociados al sobrepeso responden al 3,8% de todos los diagnósticos oncológicos hechos en el país; de aquí a siete años, serán el 4,6%.
La obesidad contribuye a una mayor prevalencia de cáncer de mama, de endometrio, de riñón, de hígado, de prótesis, de vejiga, de esófago, y de cáncer colorrectal, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Expertos consultados enumeran ocho procesos biológicos relacionados con el peso que pueden explicar la relación entre la obesidad y el cáncer: inflamación crónica del cuerpo, la desregulación de la muerte celular, aumento de la secreción de sustancias pro-inflamatorias, aumento de los vasos sanguíneos, exceso de grasa abdominal, cambio en la microbiología intestinal, mayor secreción de insulina y elevación de los niveles de hormonas sexuales.
Relación no determinante
A pesar de ser fuerte, la relación entre la obesidad y el cáncer es compleja, y no siempre determinante. Los investigadores observan que las personas obesas tienden a presentar algunos cánceres con más frecuencia. Este hecho califica la obesidad para ser un «factor que aumenta el riesgo», pero no una característica determinante para que el cáncer ocurra.
Aunque los estudios son más relacionales, la tendencia a ver la obesidad como una característica que contribuye a la aparición de tumores ha crecido. Los estudios muestran que el peso elevado incluso aumenta la posibilidad de que el cáncer vuelva. La OMS también ya apunta la condición como segundo mayor factor de riesgo para el cáncer, detrás solamente del tabaquismo.
La tendencia también fue verificada por Leandro Fórnias Machado de Rezende, investigador del Departamento de Medicina Preventiva de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y autor de la investigación sobre el tema en Brasil.
«Mientras el tabaquismo como factor de riesgo para el cáncer va disminuyendo, la importancia de la obesidad en la incidencia de la enfermedad presenta una tendencia de crecimiento.” – Leandro Fabnias Machado de Rezende
El investigador explica que en algunos cánceres esta relación es aún más fuerte, contribuyendo a un aumento del riesgo que supera el 20%. «En el caso del cáncer de endometrio, la obesidad eleva el riesgo de tener la enfermedad en un 28%», dice Rezende.
No es sólo en las investigaciones que la relación entre el cáncer y la obesidad se está consolidando. Los médicos también empiezan a recomendar la pérdida de peso en algunos pacientes oncológicos, principalmente para evitar la posibilidad que el cáncer vuelva, como relata la endocrinóloga Claudia Cozer, coordinadora del Núcleo de Obesidad y Trastornos Alimenticios del Hospital Sirio-Libanés, en São Paulo.
«Algunos oncólogos encaminan a pacientes supervivientes del cáncer a perder peso para disminuir la posibilidad de recaída.» Claudia Cozer
Ocho procesos biológicos explican la relación
Además de la inflamación crónica, los expertos destacan otros siete procesos biológicos que explican la relación:
- Desregulación de la muerte de las células. Después de algún tiempo, las células se programan para morir. El proceso es natural y conocido como apoptosis celular. Los estudios muestran, sin embargo, que la obesidad puede desregular este proceso, lo que contribuye a que las células disfuncionales permanezcan en el organismo.
- La obesidad contribuye a la secreción de sustancias pro-inflamatorias. Estas sustancias promueven el crecimiento de las células con perfil más cancerígeno.
- Aumento de los vasos sanguíneos. La obesidad favorece el crecimiento de los vasos sanguíneos en un proceso conocido como angiogénesis. Los tumores terminan usando estos nuevos vasos sanguíneos «para alimentarse».
- Exceso de grasa abdominal. Uno de los factores que contribuyen al cáncer es el exceso de grasa en la región abdominal. «Es como si la grasa en esa región se transforme en un órgano endocrino, capaz de producir hormonas», dice Cláudia Cozer.
- Cambio en la microbiología intestinal. Los estudios también muestran que la obesidad contribuye a un cambio en el perfil de las bacterias que componen el tracto intestinal, característica que también favorece una mayor inflamación.
- Mayor secreción de insulina. La insulina, la hormona que contribuye a que la glucosa sea aprovechada por las células, también está involucrada en el proceso de inflamación iniciado por la obesidad. «Muchas células tienen receptores para la insulina. Cuando está aumentada, puede favorecer la proliferación», dice Rezende.
- Niveles elevados de hormonas sexuales. La obesidad contribuye a una mayor producción de hormonas sexuales y esto es particularmente importante en el aumento de la producción del estrógeno, una hormona femenina. Hoy, se sabe que el estrógeno está asociado con el mayor número de casos de cáncer de mama, por ejemplo.
A pesar de todas estas evidencias, sin embargo, y de la adopción de esos hallazgos para dirigir la prevención y el pronóstico en los consultorios, son pocas las personas que conocen la relación entre las dos condiciones. Una encuesta de la Sociedad Brasileña de Oncología Clínica publicada el año pasado mostró que uno de cada cuatro personas sigue sin darse cuenta de la relación entre el cáncer y el sobrepeso.
Mientras que el desconocimiento, la obesidad como un factor de riesgo también está provocando un cambio en la forma en que el cáncer se presenta. Un estudio publicado en marzo en la revista «Obesity» manifiesto que el estado ha contribuido al aumento de la prevalencia de cáncer en adultos jóvenes.